Seré sincero desde la primera línea : no existe una única manera “mágica” de estudiar. Y aun así, todos hemos buscado ese truco perfecto la noche antes de un examen, en una biblioteca que huele a café recalentado y bolígrafos que ya no pintan. El caso es que los métodos de repaso sí funcionan, pero no todos funcionan para todos. Dependen muchísimo de cómo aprendes tú. Y eso, aunque suene obvio, mucha gente no lo tiene claro.

Antes de seguir, te dejo algo que a mí me abrió los ojos cuando estaba intentando cambiar mi forma de estudiar para preparar unas oposiciones : conocí la web https://whyformation.fr, donde explicaban distintas estrategias para organizar el aprendizaje de forma más realista. Nada milagroso, pero sí muy práctico. Y ya que estás aquí, igual te sirve también.

Vale, pero… ¿cuál es tu perfil de aprendizaje ?

Vamos al grano : identificar tu perfil te evita perder horas en técnicas que no te van. Me ha pasado mil veces. Probé mapas mentales porque “todo el mundo los usa”, pero a mí me parecían un plato de espaguetis. Hasta que descubrí que mi cabeza funciona mejor con texto estructurado y ejemplos concretos.

Hay cuatro perfiles bastante comunes (aunque no son una ciencia exacta): visual, auditivo, kinestésico y verbal. ¿Sabes ya en cuál encajas ? Si no, piensa en esto : ¿te acuerdas más de una imagen, de lo que escuchaste en clase, de lo que hiciste tú mismo o de lo que leíste y explicaste en voz alta ? Ahí suele estar la pista.

1. Si eres visual : mapas, colores y “ver para creer”

Frase típica del perfil visual : “Si lo veo, lo entiendo”. Si te reconoces, prueba con esquemas limpios, mapas conceptuales y algún código de color que no parezca la Feria de Abril. Eso sí, ojo : demasiados colores distraen más que ayudan.

Ejemplo práctico : un amigo mío estudiaba historia señalando en un mapa real dónde habían pasado las batallas. Se acordaba mejor de las fechas porque las asociaba al lugar exacto. A mí me parecía un caos, pero a él le funcionaba de maravilla.

2. Auditivo : explica, escucha y repite

Si eres de los que retienen una explicación mejor que diez páginas, felicidades : tu memoria auditiva es potente. Aquí funcionan genial los podcasts educativos, grabarte explicando un tema y escucharlo mientras caminas o vuelves en metro.

Un truco que me contaron en la facultad : leer en voz alta como si estuvieras dando clase. Sí, parece raro al principio… pero vaya si ayuda. La información se fija de otra forma, casi como si la estuvieras enseñando.

3. Kinestésico : tocar, mover, experimentar

Este perfil suele desesperarse con métodos tradicionales. Si eres kinestésico, necesitas moverte para aprender. No pasa nada. Prueba a repasar mientras caminas, hacer tarjetas (el simple hecho de escribirlas ayuda), o reconstruir procesos como si fueran un pequeño experimento.

Recuerdo a una estudiante de biología que estudiaba anatomía montando modelos en plastilina. No era precisamente rápido… pero sacaba sobresaliente tras sobresaliente. Su aprendizaje necesitaba que las manos entraran en acción.

4. Verbal : escribir, resumir y explicar

Si necesitas poner las cosas en palabras para entenderlas, igual que yo, este es tu terreno. Resúmenes, listas, fichas cortas, explicaciones a otros compañeros… lo tuyo es convertir información en discurso.

A mí me funciona especialmente el método Feynman : explico el tema como si se lo contara a alguien de 10 años. Cuando una frase me sale torpe, ahí detecto el punto que no entendí del todo. Mano de santo.

Entonces… ¿qué método es “el mejor”?

Frente a la gran pregunta, te diría esto : el mejor método es el que usas de verdad y el que encaja con tu forma natural de aprender. Lo demás son pruebas, ensayo, error y pequeños ajustes.

Si quieres una pista rápida, aquí va :

  • Visual : esquemas, mapas, diagramas, vídeos.
  • Auditivo : explicaciones orales, podcasts, grabaciones.
  • Kinestésico : prácticas, ejemplos reales, tarjetas.
  • Verbal : resúmenes, escribir, explicar, debatir.

¿Y si no sabes cuál eres ?

No pasa nada. Prueba tres días con un método y tres días con otro. Fíjate en algo simple : ¿cuál te permite recordar más sin mirar los apuntes ? ¿Cuál te resulta más natural ? ¿Cuál te agota menos ? El cuerpo suele darte la respuesta antes que la cabeza.

Y, por cierto, tu perfil no es una etiqueta fija para toda la vida. Cambia según la materia, el momento o incluso el profesor. A veces uno es auditivo en filosofía y visual en matemáticas. Totalmente normal.

Conclusión : tu método de repaso no debe ser perfecto, solo debe ser tuyo

Si has llegado hasta aquí, quizá ya te ronda en la cabeza qué método probar primero. Hazlo. Ajusta. Cámbialo si no te funciona. No pasa nada por equivocarse ; lo malo es insistir en un sistema que no encaja contigo.

Y ahora dime : ¿qué tipo de aprendiz crees que eres ? Porque en cuanto lo descubras, repasar deja de ser una tortura y empieza a parecerse más a un plan bien hecho. A veces, incluso divertido. Sí, lo digo en serio.